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No está muerto quien pelea…

No está muerto quien pelea…

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Si allá por marzo del año pasado nos hubiéramos preguntado si de esta grave crisis saldría alguna ganancia, la mayoría se habría respondido que no. Pero si miramos en retrospectiva veremos que no fue tan así.

No se apure a enojarse. Ya le explicamos.
No es que uno vea el vaso medio lleno mientras el resto de la humanidad lo está viendo medio vacío. Tampoco es un optimismo ciego.
Como observadores de la realidad, sumamos las observaciones y las opiniones de muchos que conforman una buena parte de nuestra industria y rescatamos algo que a veces pasa desapercibido en las charlas de los futurólogos de turno: la capacidad de adaptación a las circunstancias que ha tenido el sector. A esto los psicólogos lo han denominado desde hace tiempo como resiliencia.
Si no nos creen hagamos un simple ejercicio de memoria.
Los agentes de viajes fueron dados por muertos en infinidad de oportunidades. Y la tecnología siempre estuvo involucrada. Cuando para reservar un pasaje aéreo o una cabina en un crucero se utilizaba el “telex” o teletipo, sólo los más expertos podían leer esas largas cintas que permitían enviar y recibir mensajes de punto a punto. Y de pronto llegó el Fax. Nada más sencillo que escribir algo en una hoja de papel y transmitirlo a través de la línea telefónica. La única traba era el costo inicial del aparato. Ya no se necesitaba a nadie capacitado para solicitar una habitación en un hotel, realizar un cambio de fecha o modificar una reserva.
De golpe llegó la PC, la irrupción de internet y todo volvió a foja cero. Cualquiera que tuviera un pequeño capital adquiría una computadora y se conectaba con el mundo por correo electrónico, aunque al principio corrieran por las líneas telefónicas.
Comenzaban a desdibujarse las barreras geográficas y de equipamiento al igual que el conocimiento de sofisticados GDS. Otra vez los agentes de viajes estaban en peligro de extinción.
Fue la banda ancha y la evolución de la telefonía móvil hacia el Smartphone la irrupción que más impactó.
Además, nacieron las OTA´s y el usuario se convirtió en su propio agente de viajes, Ja!!
Pero algo pasó, porque unos y otros fueron adaptándose y lograron convivir.
Si retomamos el ejercicio de la memoria veremos que también los hoteleros luchan contra su propia espada de Damocles, que lleva el nombre de Bookings, Airbnbs y otras etcéteras, que parecían haberse adueñado del negocio. Sin embargo, el modelo de la hotelería tradicional va mutando y sigue teniendo la sartén por el mango.
Y de golpe nos encontramos con el Covid-19…
Para muchos, los grandes culpables de su expansión mundial fueron los viajes, y los países se cerraron cual tortugas escondidas debajo de su caparazón.
De allí vinieron la paralización de la aviación comercial, la suspensión de los cruceros, las cuarentenas, las prohibiciones de circular entre países y continentes.
Meses y meses sin trabajar, sin facturar, sólo acumulando gastos y facturas sin pagar, tomando préstamos, aceptando ayudas del Estado para sostener a sus plantillas de empleados y un futuro incierto.
Y a pesar de que habrá bajas y muchos no podrán continuar, son muchos más los que siguen reinventándose y adaptándose a los nuevos escenarios.
Pelear sí, desaparecer no. Porque no está muerto quien pelea.

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