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Quien quiera oír que oiga

Quien quiera oír que oiga

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Por Manuel Sierra

Hace ya un tiempo que desde este espacio venimos reclamando a los dirigentes del sector más audacia a la hora de sentarse a debatir cuestiones con los funcionarios de turno, y si bien muchos reconocieron la liviandad de las gestiones a la hora de fijar posiciones frente al poder de turno, muchos prefirieron mirar para otro lado para no entrar en polémicas.

Es así que con la llegada de un nuevo estadio en nuestra joven democracia, la dirigencia sectorial en su conjunto le plantó bandera a la Ley Solidaria, sus alcances y la ignorancia de los funcionarios que la reglamentaron -en cuanto a la actividad turística se refiere-.

“O es solidaria para todos y acompañamos o esto es un mamarracho”, palabras más, palabras menos, esto decían por lo bajo y por lo alto los dirigentes al ver cómo afectaría esa reglamentación a la actividad turística en su conjunto.

Y cuando hablamos de ignorancia no lo hacemos de manera despectiva para con el funcionario, lo hacemos desde el lugar de aquel que no sabe. Algo que efectivamente pasó, pasa y pasará.

Ante esta situación de conflicto, las instituciones del sector y sus dirigentes unieron sus discursos manifestando su descontento con la falta de solidaridad que dicha ley planteaba en materia turística, y esto permitió que comenzáramos a ver cómo la unión hace la fuerza.

Si observamos lo actuado a partir de la promulgación y posterior reglamentación de la ley 27541, de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, nos daríamos cuenta del intenso trabajo gremial empresario realizado para beneficio de todos los sectores del turismo vernáculo.

Veamos.

A sólo 10 días de haber asumido el nuevo gobierno y haberse designado Ministro de Turismo y Deportes de la Nación a Matías Lammens, la FAEVYT llamaba a conferencia de prensa para contar acerca de las gestiones que habían emprendido con las flamantes autoridades ante la inminencia de la sanción de la Ley que, entre otras medidas, iba a generar un impuesto del 30% para todas las compras de servicios y pasajes al exterior. 

Fue así que se reunieron con el Ministro de Turismo y Deportes y también con el Ministro de Economía, a los efectos de explicarles la situación del sector y de qué manera podía impactar esa medida así como estaba planteada.

Detrás de FAEVYT la Cámara Argentina de Turismo, FEDECATUR, FEHGRA, AHT y todas las demás salieron a bancar la parada; con matices es cierto, pero todos mirando para el mismo lado. 

Es justo reconocer que en esas primeras instancias no se lograron grandes avances y que el 23 de diciembre, cuando se sancionaba la Ley 27541, la sensación era que la grieta tan temida se apoderaba de la actividad turística.

Sin tiempo para brindis se sucedieron las reuniones con distintos representantes y entes gubernamentales involucrados en la aplicación del Impuesto País, y nuevamente, desde el ministro Matías Lammens hasta los representantes de AFIP se sentaron a escuchar el porqué del reclamo.

Y así comenzaron a verse los frutos de un esfuerzo que sólo ve aquel que está todos los días en la trinchera peleando por alcanzar el objetivo propuesto.

Con fecha del 15 de enero FAEVYT emitía un comunicado en el que se clarificaban algunos puntos que hasta la fecha venían impidiendo el normal desarrollo de las ventas de los agentes de viaje… y así sucesivamente, día tras día se intentó llevar noticias alentadoras que encarrilaran el trabajo de los agentes de viajes. Hasta hoy, cuando las compañías aéreas comienzan a anunciar que ya se pueden pagar los pasajes en dólares, evitando el impuesto del 30%. 

Pero el trabajo de la gremial empresaria aún no terminó, ya que se continúa avanzando para que las plataformas como AIRBNB o Booking estén alcanzadas por el solidario 30%, de la misma manera que sucedió con las aerolíneas nacionales. 

Los tiempos de la burocracia estatal y los de aquellos que la padecen difieren mucho, sin embargo, en esta oportunidad, señores, hay que sacarse el sombrero, ante los dirigentes del sector, los casi 30 días de falta de respuestas fueron difíciles e injustos, pero la sangre no llegó al río, y hoy existen las condiciones como para trabajar de una manera bastante cercana a la normalidad, aunque algunos no lo crean. 

Realmente, en este contexto país, no se entiende muy bien a aquellos que desde sus cómodos escritorios elevan voces discordantes pidiendo “acción” desconociendo la labor de aquellas instituciones que los representan. 

Muchas veces criticamos la debilidad y hasta la ineficacia de la dirigencia, pero nos parece que esta vez se pusieron el sayo que les correspondía y trabajaron mancomunadamente para que la voz escuchada sea la de todos, incluida la de aquellos que se mantienen afuera. 

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Manuel Sierra
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